“Para lograr grandes cosas debemos no sólo actuar, sino
también soñar;
no sólo planear sino también creer”
Anatole France
En estos tiempos en los que palabras para ahorro y eficiencia se encuentran instaladas en el diario quehacer de los gobiernos, resulta importante resaltar un hecho que bien podría ahorrarnos un montón de dinero a los ciudadanos: la transición entre gobiernos.
Y es que, vistos los resultados, el cambio de estafeta entre administraciones es un verdadero fiasco y no sirve para maldita la cosa.
Si desde hace un año el equipo del gobierno estatal y los de los municipios se empezaban a enterar de cómo estaba el panorama, ¿por qué no empezaron a tomar medidas de inmediato en los temas torales como el agua, la inseguridad, la movilidad?
Es claro que en el agua esperaban un huracán o un milagro de lluvia. No me queda claro el “acierto” de Juan Ignacio Barragán que nos pretenden vender diciendo que ha estirado lo más que ha podido el agua, porque la poca que quedaba cuando recibieron el gobierno se acabó en un santiamén, cuando funcionarios del mismo gobierno decían que no habría crisis hídrica.
Las grandes soluciones de la movilidad no se aprecian por ningún lado. Ni arreglan el tema de las tarifas con los transportistas, ni llegan los nuevos camiones, ni se avanza en la construcción del Metro, ni se resuelven las quejas de inconformes, ni nada de nada.
Y no hablemos de seguridad, porque el asunto es muchísimo peor.
¿Para qué tirar dinero en la transición si al final aquello termina siendo como una reunión de damas a tomarse “el cafecito”, echar el chal y decir mentiras? ¿Para qué engañarnos si al final llegarán borrando todo lo anterior y empezando a aprender y entender en qué embrollo se metieron?
Seamos prácticos, por ahí deberíamos empezar y esto es algo que nuestros diputados deberían estar legislando, no perdiendo el tiempo en tonterías de reformar la ley de banquetas como ayer propuso una diputada.