Decía el maestro Rogelio Villarreal que, cuando uno sale del teatro o del cine hablando de la obra o de la película recién vista, habrá valido la pena el tiempo invertido.
Y me acordé mucho de mi amigo, Rogelio Villarreal, porque al salir del cine después de ver “Elvis”, no paré de hablar, no del cantante que, con sus movimientos sexuales de pelvis, enloqueció al mundo entero, no, salí hablando de lo espléndido que es como actor Tom Hanks.
Sali alabando esa maestría de Tom de caracterizar todo un personaje complejo, odiado, despreciado y… lo que le sigue.
En “Elvis”, Tom es “la película”.
Porque debo decir que “Elvis” como película cumple, a medias.
Siendo honestos, Baz Luhrmann , (director de “Moulin Rouge”) se preocupó más por realizar una película impecable en sonido, música, maquillaje, vestuario, actuaciones que, en coordinarse con los guionistas para ir de la mano y contar una historia coherente y completa, no en retazos.
La primera parte tiene demasiadas escenas con movimientos de cámara vertiginosos, algunas escenas largas, con destellos y retazos de la vida del célebre cantante que saturan la pantalla.
Pero después, en la segunda parte de la historia, Baz Luhrmann se pone a modo y entrega un filme lleno de colorido, de excelentes números musicales y, aunque la interpretación de Austin Butler como Elvis es por demás espléndida y gloriosa, no logra recrear todo lo que fue aquel cantante que supo combinar la música negra con el blues.
Butler se aprendió muy bien los gestos y sobre todo la mirada de Elvis y hasta en cuestión vocal es un rey, pero en algunos descuidos, la cámara captaba a «otro» artista.
Hanks está de Oscar en su rol de representante “chafa”, cretino, ambicioso, manipulador, tramposo y farsante que logra con sus recursos embaucar constantemente a su artista.
Cierto, contar la vida del célebre cantante no es tarea fácil y eso lo supo Baz Luhrmann desde el primer día de rodaje por ello se fue a lo más digerible y certero: los números musicales que rompen el alma al volverlos a escuchar.
“Elvis” está contada por su manager, el coronel Tom Parker (Hanks) y arroja pasajes de su niñez, de su influencia por la música de negros, su éxito desde joven con “It’s Alright, Mama” , sus controvertidas y atrevidas actuaciones en televisión hasta la boda al lado de Priscilla.
Desde luego que narra su paso por Hollywood, y habla del especial navideño que marcó su regreso, y los años gloriosos en Las Vegas hasta llegar a su temprana muerte, a los 42 años de edad.
Para los fans de hueso colorado, “Elvis” no será del todo de su agrado, pero para las nuevas generaciones, este filme puede ayudarlos a conocer la música que cantaba con el corazón y se bailaba con la pelvis desenfrenada.
En una escala de 5 al 10, “Elvis” logra un 7 tan sólo por ser un intento de película biográfica de un leyenda de la música que es recordado a nivel mundial, pero que se queda en eso, en un respetado intento.