Solo Rosario Robles permanece en prisión. De todas las Universidades donantes o socias del plan de la estafa al erario nacional, los rectores, con excepción de Morelos, se les ha seguido proceso como indiciados.
A la UANL, por ejemplo, la comisión de Honor y Justicia sigue los dictados políticos de su rector. Es quien coloca la cabeza en picota, de quienes pasaron de cortesanos a bufones y cayeron en la desgracia.
Santos Guzmán y gran parte de quienes son sus próximos, como directores de facultades, como la correctísima Facultad de Ciencias de la Comunicación de la mano del porro priista Mario Rojo, deben reportar cada área de oportunidad y negocio con la familia Guzmán.
De esa forma, incluidos los diputados locales, a quienes se les dota con cierta cantidad de becas de sus recomendados, la UANL, lava los dineros, infla los presupuestos de obras e infraestructura.
Los más de 200 mil estudiantes de bachillerato hasta doctorado, desconocen la línea de tiempo y finanzas en poder del plenipotenciario rector Guzmán.
Cada renovación, cada brocha o bote de pintura, además de los insumos administrativos, se hacen y concursan con el nombre del ganador con mucha anterioridad.
A ellos, los preferidos, se les atiende y se les cuela en las salas de juntas de la torre de rectoría.
Son quienes le pueden gritar a un secretario. Grabarlo y exponerlos en línea. Como verduleros de mercado rodante.
Con el visto bueno del Rector Santos Guzmán y su crew, vestidos de impoluto blanco.