No sé hasta dónde vayan a parar las manifestaciones agresivas del “Cocodrilo Mayor” que habita en un palacio y me refiero a los aberrantes ataques en contra de la comunidad judía y después a la grey católica cuando él mismo dijo en la mañanera con risa socarrona, lo que sigue va a estar peor, refiriéndose a la andanada de improperios que repetía contra los “hitlerianos” conceptos de los ministros judíos, entre los cuales agregó, tenía muy buenos amigos y relaciones entre ellos el Papa Francisco intentando poner un curita a la profunda herida que causó su estupidez.
Pero si todo el “tsunami” destructor salido de la viperina lengua del presidente es tan solo la primicia de lo que puede suceder después de que López entregue la banda presidencial entrando a la conjetura de adivinar si el sucesor continuaría con ese tropel destructivo o modificaría el estilo y el tono, aunque estamos conscientes que al momento de rendir protesta cambian de forma y de fondo, así fuera su propio hijo.
Existe la leyenda urbana que el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta fue resultado de que siendo candidato único y seguro triunfador a la presidencia el malévolo Carlos Salinas de Gortari ordenó una serie de acotaciones que tendría que acatar llegando a tierra prometida, a lo que LDC le dijo ni sueñes, luego del recalcitrante discurso en el Monumento a la Revolución.
Nadie lo ha aceptado, pero tampoco rechazado que firmó su sentencia de muerte para que en Lomas Taurinas, BC, pagara con su vida el atrevimiento y se escribiera el drama donde interviniera Mario Aburto. Othón Cortés, Tranquilino y demás actores en una de las más tristes páginas de la política actual de nuestro país donde el presidente López se encarga de escribir a diario más hojas inenarrables en sus absurdas mañaneras.
La gran duda es qué nos depara el destino si llegarán a la recta final las canallas “Corcholatas” como despectivamente bautizara “El Cocodrilo” a los soñadores Claudia “Niña de mis Ojos”, “El Carnal” Marcelo, el hermano que nunca tuve Adán Augusto López y muy improbablemente el incomodo zacatecano Ricardo Monreal siempre y cuando no le hagan manita de puerco y convenzan quedarse como Jefe de Gobierno de la CDMX.
Nunca se debe decir nunca, pero veo casi imposible que esta nación aguante otros seis años de tropiezos, errores y posibilidad de seguir degustando atole con el dedo de que este “tartufo” como nombró Diego Fernández de Ceballos, nos ha metido en la boca, además que existe la cuasi seguridad de que si fuera la “nuera” presidencial habría continuismo de Claudia aceptando una oficina paralela desde Palenque Chiapas en una sumisión total ante la veneración e idolatría por el “Gran Tlatoani”.
No sabemos si pudiera resultar más doloroso el remedio que la enfermedad porque llega a mi memoria cuando la elección a gobernador en Nuevo León por un lado, teníamos la opción de Adriancito el pequeño hampón, el más corrupto alcalde que ha sufrido Monterrey, Fernando Larrazábal por el mismo tenor o Samuelito Mattel. Optamos por el desconocido y ya ven cómo nos está yendo, no sabemos si perseguirlos… o regresarnos a avisar, con la cruda diferencia: “El Cocodrilo” está por irse y el chamaco acaba de llegar, madre santísima de la inmaculada Concepción.