No creo ser el único que soy consumido por la duda terrible de lo que está detrás de la máscara del “Cocodrilo” de Palacio Nacional desde que inventó la deleznable frase “abrazos, no balazos” cuando se refiere a la relación que hay que cultivar entre las fuerzas del mal y los que supuestamente deberían de no permitir que no suceda nada malo, soldados, policías federales, estatales, municipales o cualquier orden saltando una pregunta obligada: ¿entonces para que llegan refuerzos a Tamaulipas, otros a Michoacán? Si es para darles abrazos, bien podrían hacer un grupo de WS y enviar los mejores deseos en textos bien relatados.
El índice que destacan todos los medios informativos donde dan a conocer que con los muertos hasta ayer rebasan en mucho la cantidad en todo el ejercicio de Felipe Calderón… y contando, recuerden que faltan un par de años y donde ahora la paisana Clara Luz Flores será la encargada de actualizar el ábaco de la cifra vergonzante.
El asesinato de los sacerdotes Jesuitas en una comunidad Tarahumara que intentaron salvarle el pellejo a un guía turista que pavorido intentó refugiarse en el templo imaginando que con la presencia de los ministros lograría el malogrado perdón. Primero uno al pedir clemencia por el perseguido y después el otro que le imploraba que no acabara con la vida de su compañero sacerdotal.
Al final de cuentas los asesinaron y ¡hasta con los cuerpos cargaron!
Nada sirvió, los mandamientos de la ley de Dios y las efusivas misivas del presidente López de no asesinar, solo abrazar y besar no se encuentra en los principios canónigos de los sicarios que prefieren “abrazar” a las víctimas pero con la ráfaga de su AK 47 que como la pluma Bic, no sabe fallar y si existiera la posibilidad remota que el cristiano sobreviva, para eso está el tiro de gracia saliendo del cañón de una Colt 9mm, la “five-seven” “mata policías” o la temible “Glock 50”.
Gran curiosidad despertó la conferencia mañanera del “Cocodrilo” después del asesinato de los predicadores, pensando que recularía en su absurdo y aunque fuera de escenografía se aventaría un rollo de “llegaremos hasta las últimas consecuencias” “nada fuera de la ley” “la Guardia Nacional trabajará con todo el rigor” y demás sarta de improperios y falsedades para darle un bálsamos de saliva al ciudadano, pero no, las cosas siguen igual y ahí es donde nos preguntamos: ¿qué estará detrás del crimen organizado que impide al “Cocodrilo” hacer lo que cualquier ser humano tendría la obligación hacer?
La realidad es otra y la Secretaría de Marina que era lo más rescatable del sistema militar ha quedado con las nalgas al aire luego de las absurdas declaraciones de su Almirante en jefe Rafael Ojeda Durán cuando descubrieron que elementos de la Marina vendían uniformes y armas de la corporación, dijo que eran dados de baja y que no procedían a encarcelarlos por la dificultad jurídica. Hágame el favor, o sea si quiere hacerse delincuente inscríbase en la Marina y obtendrá patente de Corzo para delinquir.
La cereza del pastel fue el macro robo que se dio de veinte contenedores en los patios de almacenaje en el puerto de Manzanillo Colima, entrada y salida de nuestro país en una terminal marítima que es resguardada desde hace poco tiempo ¿por?… la misma Secretaría que López le entregó el poder omnímodo porque los soldados y marinos no son corruptos, porque esto, ya no es cómo antes. No tan solo son tan ladrones como cualquier mortal, tontos e inexpertos como el gobernador Samuelín Mattel en Nuevo León.