Samuel García ganó la gubernatura de Nuevo León porque la gente ya estaba hasta el cogote de la vieja política. Y porque «El Bronco» se había convertido en la versión norteña de «Chucho El Roto».
Tengo muy buenos amigos, colegas periodistas, que opinan todo lo contrario a mí, pero me sostengo en lo dicho.
La gente le dio el voto a Samuel para que acabara con la vieja política y con «Chucho El Roto» (quienes hacían y deshacían aquí, sin que nadie les jalara la rienda).
Por eso, cuando Samuel entró a encabezar el gobierno estatal, el 4 de octubre de 2021, comenzó a cumplir lo que prometió: coscorrones a la vieja y corrupta política y reprimendas al Bronco.
La forma como da los coscorrones Samuel puede ser muy discutible. Unos le exigen que lo haga despacito, tiernamente, con guante acolchado. Pero no puede sacarse corruptos del poder con apapachos. Además, nadie podrá acusar a Samuel de no hacer lo que dijo a los electores que haría.
Pero resulta que ahora muchos se ensañan contra Samuel porque está cumpliendo sus promesas de campaña. Y eso les retuerce las entrañas.
Nada más cundió el rumor de que «El Bronco» ya se iba a su casa a enfrentar su doble proceso, fuera del penal de Apodaca y muchos celebraron la victoria legal de Jaime, como si fuera una derrota para Samuel, no para los nuevoleoneses.
Samuel denunció el huachicoleo de agua en seis ranchos de la región citrícola, y hasta una granja de truchas en Los Ramones, y muchos se ofendieron no contra esos rateros del agua, sino contra Samuel.
Le exigen que deje en paz a los forajidos que nos agandallan el agua (se roban hasta 18,000 millones de metros cúbicos cada año, más de la mitad de la presa La Boca), pero al mismo tiempo exigen a Samuel que nos devuelva el agua a nuestras casas. ¡Vaya contradicción!
Samuel denuncia a varios panistas que han mangoneado la política en Nuevo León por décadas completas, y muchos se le van a la yugular no a los políticos que han secuestrado la política nuevoleonesa, sino ¡a la yugular de Samuel!
El mundo al revés.
Ahora estos trácalas se dicen perseguidos políticos de Samuel quien ya los denunció ante la Fiscalía Anticorrupción por operaciones irregulares. Y por más que intento, no puedo compadecerme de ellos. De verdad lo siento.
¿Pobrecitos políticos que han saqueado tantos años al Estado y se llevaron hasta las chapas de las puertas? ¿Se compadecieron ellos de nosotros, la gente de Nuevo Leon? ¿No? Pues va la nuestra.
Por mí, que Samuel los siga correteando. O les ponga una válvula como la que puso al ducto de El Cuchillo para que no se fuguen. Bien merecido se lo tienen.