El estudio “Niveles de Aflatoxina M1 (AFM1) en leche materna como un riesgo a la salud y carcinogénico a los lactantes en Monterrey” que realizaron investigadores de la UANL reveló presencia de la toxina en la alimentación de infantes de 0 a 25 meses de edad y sus madres
La Facultad de Salud Pública y Nutrición (FASPYN) de la UANL llevó a cabo un estudio que encabeza el doctor Rogelio Salas García, el cual reveló que en el alimento de los lactantes, tanto la fórmula comercial y leche materna, hay niveles de aflatoxina M1 (AFM1), una sustancia que pone en riesgo la salud de la madre y los infantes.
El científico del área de Ciencias de la Salud y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1 explicó que la aflatoxina es una sustancia que se deriva de un hongo existente en algunos alimentos que consumen las mujeres que están amamantando, así como en la leche que se vende en el mercado.
Cabe destacar que este proyecto de investigación contó con recursos económicos del Programa de Apoyo a la Investigación Científica y Tecnológica (PAICYT) de la UANL.
Educación para prevenir
La aflatoxina M1 es una toxina de la familia de los asperguillus. Es un hongo que crece en condiciones de humedad y por un mal manejo de almacenamiento de los alimentos, también se puede presentar en el pollo, leguminosas, frutos secos, granos y vegetales.
La alta concentración de esta toxina en los alimentos permiten que la aflatoxina llegue al aparato digestivo, entre al torrente sanguíneo y se almacene principalmente en el hígado.
El doctor Rogelio Salas García es autor del estudio “Niveles de Aflatoxina M1 (AFM1) en leche materna como un riesgo a la salud y carcinogénico a los lactantes en Monterrey” y explicó que los resultados de su investigación revelan que esta toxina se encuentra en productos lácteos que están en el mercado, así como en mujeres lactantes.
“En un estudio previo, encontramos la presencia de esta toxina en fórmulas lácteas que están en el mercado y esto tiene mucho que ver con el procesamiento de estos productos y su almacenamiento.
“Es un riesgo latente y significa que las normas oficiales que son de observación aleatoria tienen que ser más estrictas para que este tipo de sustancia en alimentos que son para lactantes tengan las características de inocuidad necesarias y que no representen un riesgo para su salud”, advirtió el especialista.
Los procesos estrictos de supervisión de las fórmulas lácteas deben ser más eficaces, la sustancia puede estar presente, pero no en los límites alto de riesgo.
“La Unión Europea marca que superior a 25 nanogramos por litro ya representa un riesgo alto; en nuestro estudio, en toda la muestra, el 13 por ciento supera este valor.
“ En el caso de la industria que pone en el mercado este producto, hacemos el llamado para que cada etapa del suministro de alimentos debe ser vigilado, supervisado y aplicando la normativa correcta para prevenir y si está presente [la sustancia] que no sea en las cantidades en riesgo”.
Rogelio Salas García Nutriólogo y Doctor en Nutrición Humana por la Universidad de las Islas Baleares España, miembro del SNI I
La segunda línea de investigación que se desarrolló sobre la aflatoxina, ya se consideró a las mujeres lactantes para observar comportamiento simular a la fórmula láctea.
“Con la leche materna vimos que también tiene una alta concentración y muy variada, desde los cero años a 25 meses de edad el lactante está expuesto con la leche materna y disminuye la concentración conforme aumenta la edad y el periodo de lactancia, pero varía mucho desde los cinco nanogramos a los 66 nanogramos presentes en las muestras.
“En el caso de las 123 mujeres participantes en este estudio, se analizó la dieta de las mujeres lactantes, se aplicó un instrumento de frecuencia y recordatorio de 24 horas y se observó asociación importante con carne de pollo, leguminosas, frutos secos, granos y vegetales.
“Por las características bioquímicas que tiene la aflatoxina es que se almacena en el hígado y es donde se generan los principales daños, considerando en este proceso el tiempo de exposición a la toxina».
Rogelio Salas García
“Hay un característica ‘amable’ en la toxina, ya que al almacenarse en la parte digestiva puede eliminarse en un plazo de 72 horas con una dieta y consejería en la elección de los alimentos a consumir y su almacenamiento”, continuó.
Es importante que las mujeres lactantes puedan seleccionar de manera adecuada los alimentos, acceder a una orientación nutriológica y tener conocimiento del manejo de almacenamiento de los alimentos en el hogar.
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