La simplicidad nos da una vida más feliz…
A veces sobrepensamos, interpretamos de más o estamos buscando significados ocultos o dobles intenciones en las acciones de quienes nos rodean. En otras ocasiones, llevamos la intensidad al arreglo personal: cutis perfectamente maquillado sin poros visibles, las mejores joyas y los tacones más altos que nuestros pies puedan soportar. Otras más trasladamos la necesidad de complicar la ecuación a nuestras relaciones con los demás: ¿qué me quiso decir?, ¿habrá sido personal?, chin… ya se enojó.
El ritmo de vida actual hace que nos compliquemos la existencia pero realmente no hay una necesidad de que esto sea así. La complicación viene por default, es cierto, sin embargo, es aquí cuando tenemos que aprender a filtrar por qué cosas vale la pena hacer un esfuerzo extra y cuáles debemos tomarlas con filosofía.
Vivir la vida simple nos exige cambiar nuestra mentalidad: en lugar de sobrepensar y especular aleatoriamente los resultados de una decisión, se trata de elegir lo más sano, lo más sencillo, lo más natural. En vez de buscar interpretaciones o tomarnos las cosas como una ofensa personal, se trata de tomar las palabras como son… palabras y ya… palabras que alguien más dijo por lo que tenía en la cabeza en ese momento y que nada tienen que ver con nosotros. En cuanto al aspecto físico, hasta las modas han estado transitando hacia la simplicidad. Cada vez es más aceptado un maquillaje natural, o un cutis libre de cobertura (aunque bien humectado y protegido del sol), prendas más cómodas y holgadas versus aquellas que ciñen el cuerpo y, de los zapatos, aunque los tacones estilizan la silueta nunca ha sido agradable llevarlos, pero cada vez hay más opciones de calzado cómodo sin necesidad de equilibrar el andar sobre una aguja de 13 centímetros.
Mantener la vida simple implica ir a contra corriente empezando por nuestras propias ideas, pero es una manera de vivir la vida con plenitud, felicidad y sin complicaciones. Tomar las situaciones como son, como van saliendo y resolverlas en la misma medida, sin angustias y sin preocupaciones, asumiendo la responsabilidad desde un ángulo práctico.
Vivir simple implica un esfuerzo mental que, a la larga, nos dará una vida más satisfactoria y en paz.