Hoy es el Día Internacional del Periodista.
Usted no está para saberlo ni yo para contarlo, pero tengo ejerciendo esta bella profesión más de 30 años, en los que he vivido de todo, pero me siento orgullosa del camino recorrido y agradecida con la vida porque siempre he hecho lo que me gusta.
Y sí, también lo que me da la gana.
Desde muy pequeña dije que quería ser docente y escribir y el culpable de haberme motivado a publicar en medios informativos fue el finado Severo Mirón. quien en la CDMX, en la calle de Filomeno Mata, me dijo la frase que marcó mi vida:
“Esos ojos tan bellos deben servir para informar, no para hablar de chismes. Nunca prostituyas tu pluma para hablar de espectáculos”.
Lo dijo tan firme, que me asustó y por eso deseché la propuesta de trabajar en una revista de espectáculos. Tenía en ese entonces 19 años.
“Lo tuyo es la batalla, la irreverencia”.
Y aquí me tienen, convencida que lo que se hace con el corazón, siempre te lleva el pan a tu mesa.
“Tiembla, tiemblaaa”
En momentos cuando se te mueve el piso como ayer, literal, la adrenalina de tener la información en el momento preciso choca con el deseo de salir corriendo y ponerse bajo resguardo.
Porque vaya que estuvo duro el temblor.
Mi hija quitándome el celular para que saliéramos de la casa y yo buscando dónde era el epicentro, cómo estaría la Ciudad de México, de cuántos grados Richter sería…
En contraparte te encuentras también personas que te quieren meter el pie a cada paso que das y ríase, pero eso me puede encantar.
Durante la pasada elección municipal había un personaje, cuyo nombre por ahora me reservo, que cada vez que veía que cubría un evento del candidato de Morena, el ingeniero Exsome Zapata, me mandaba un mensaje al celular para proponerme que fuera a cubrir tal cosa y que “me daba gratificación”.
Al principio me daba cierto temor, porque me mandaba fotos donde aparecía yo en el evento, es decir, tenía espías u orejas pegaditos a mí y me llegaba a parecer una intimidación, pero de esas cosas también me río.
Y más risa me daba porque muchos de mis colegas sí iban, aun sabiendo que la mentada gratificación no era de más de 300 pesos.
Pese a que el detalle me llegaba a mover el piso, (la intentona de soborno, no los 300 pesos) siempre suelo poner carita de ángel inocente ante este tipo de sobornos y me disculpaba diciendo que tenía agenda llena..
El oscuro personaje, lo adivina bien, “acarreaba” a la prensa por míseros centavos para cubrir eventos del candidato panista y después de su esposa.
Así de poquiteros son.
“Si te vienen a contar, cositas malas de mí”..
Un día una persona que decía ser mi amiga me llamó para decirme que le habían dicho que acepté ir a un mitin panista.
De nuevo mis carcajadas.
Le dije que me conocía bien y que no voy a esos eventos, porque recordando lo que dijo un día el presidente Andrés Manuel, hay que cuidar la cartera.
Pero ya sabe, lo que no hace una se lo inventan.
Aún tengo la duda de quién estaba tan atento a los pasos que daba durante la pasada campaña, pero la verdad, tampoco me importa.
No me suelo esconder de nadie, porque el que nada debe, nada teme.
POR CIERTO…
La que andaba desaparecida es la señora Patricia Lobeira, quien del 12 al 29 de agosto no había publicado nada en sus redes sociales.
Tampoco andaba en ningún evento y hasta le vino guanga la tragedia que vivimos en el estado con el paso del huracán Grace.
No se ensució las manos recolectando víveres, no dijo siquiera una palabra de solidaridad. Los pobres, los desprotegidos, no parecen figurar en su agenda.
Usted me dirá que en el puerto no tuvimos desgracias y tiene razón, pero un poco de empatía y “baños de pueblo”, aunque sea de dientes para afuera no le vienen mal.
Pero la ayuda humanitaria no está en su radar.
Lo contrario ocurre con la “gente bien” con quienes sí se toma la foto.
Hoy la vimos en un evento de la CANIRAC, firmando acuerdos, diciendo cosas, prometiendo.
Aparece justo después que se dijo que andaba a salto de mata.
Y lo hace justo cuando se reanudan, bajo otro de los múltiples amparos, las obras en la Torre Centro.
De nueva cuenta, la torre en picada y los Yunes también.
Patadas de ahogado entre las ruinas de lo que será su ya tan desgastado imperio.
A ver quién más aparece por ahí, porque ya saben, cuando la tierra tiembla, las ratas salen de su escondite.
Y no solo las de cuatro patas…