Mi estimado Dios Bola: ¿Estás conforme con lo que han hecho a tu alrededor?… Tu faz, antes limpia, hoy parece la de un carbonero, el maldito humo de los desvencijados camiones y de los autos de toda clase y marca te agrede continuamente. Tu muda respuesta lo dice todo… El ruido, el ensordecedor ruido, que por veinte horas diarias te atormenta y si a eso le agregamos: tufo de las fritangas… pregón de puesteros… Basura esparcida por todos rumbos… Total Dios Bola, te hemos abandonado, como a los ancianos que ya nadie quiere ver, ni cuidar.
El 16 de septiembre de 2020, cumpliste tus 110 años, un centenario y una década en agonía, dirían los de la nota roja, tú, Dios Bola, que tuviste una plácida infancia, una adolescencia y juventud vigorosa, una adultez sólida y madura, hoy en tu quinta edad, parece que la debilidad senil se apodera de ti, pero tú y yo sabemos que no es cierto, lo que pasa verdaderamente es la lenta e inexorable muerte de ese sector de la ciudad, míralo: triste, vacío, inhumano, frío, feo, horrible durante el día, fantasmal por la noche… una zona deprimida dirían los urbanistas.
Alfonso Rangel Guerra, hace tiempo cuestionó: ¿Todavía podrá llamarse plaza del Colegio Civil? “En su conferencia sobre el Aula Magna, dijo que el barrio donde se ubica el recinto ha perdido su belleza original. Se ha perdido totalmente al llevar a los comerciantes a ese lugar, no sé si se le pueda llamar plaza del Colegio Civil”.
¿Cómo hacer que las autoridades y el público tomen conciencia de ello?, ¿Qué hacer para que esta indignación que me hace apretar las mandíbulas, cerrar las manos fuertemente y encolerizarme, se torne en acciones positivas a favor de la desprogenitorizada Monterrey?
Sí, Dios Bola, esta es una imprecación, más que un plañido, pues tú y toda la plaza del Colegio Civil, parece no interesarles a las autoridades. ¡Ay, Dios Bola!, tú y la Plaza del Colegio Civil valen menos que las chuecas piernas de un futbolista profesional.
• El Dios Bola cuyo nombre original es Monumento Histórico, Geográfico, Estadístico y Meteorológico, fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910, en el primer centenario de la independencia.