Señor Alcalde de Monterrey:
“De ninguna manera debe autorizarse el establecimiento de un solo puesto más en la ciudad, ni aun en las calles de menos movimiento de las más apartadas colonias, primero, por las dificultades que acarrean al tránsito de muebles y peatones, además, carecen en absoluto de los más elementales servicios higiénicos.
Se habla del derecho al trabajo libre y estamos totalmente de acuerdo en que ese derecho es inalienable, prueba de ello es que los vendedores ambulantes siempre han existido y se les ha permitido su honrada lucha, solo que anteriormente eran verdaderos trabajadores que muy temprano se levantaban e iban a los mercados y fuentes de abastecimiento y se lanzaban a las calles a llevar hogar por hogar sus mercancías de diferentes tipos, ahora, estos nuevos mercaderes, además de invadir las calles, se la pasan todo el día jugando damas o dominó e incomodando a las damas que pasan frente a sus establecimientos y hasta planeando atracos y aventuras, dada su ociosidad y son dueños y señores de las calles y aceras.
Alegan que “los puesteros forman parte del pueblo que lo llevó a usted al poder, que son mexicanos y se nos trata peor que a extranjeros”; esos son cantos de sirena que usted conoce, es demagogia pura, porque hemos de reconocer realmente que los extranjeros que han formado capitales, lo hacen, en su mayor parte, por un tesón y ahínco en el trabajo de que esos mismos puesteros carecen en absoluto y se sienten víctimas del trato oficial, siendo que son víctimas de su propia abulia y ociosidad.
Piden protección en vez de persecución, hacen el papel de falsas víctimas, pues lo que ellos llaman persecución no es sino un deber “medianamente” cumplido de las autoridades de quitar de en medio a quienes estorban la vía pública y el progreso de Monterrey”.
Problema siempre palpitante en Monterrey y ahora en toda el área metropolitana, lo es el de los puesteros y vendedores ambulantes, pero, estimado lector, el escrito es del 12 de julio de 1955, dirigido por los comerciantes establecidos al alcalde Dr. José Luis Lozano y apareció en el periódico El Porvenir de esa fecha.
La pregunta es: ¿Hemos avanzado?