El término “guachoma” proviene de la contracción de guarura, chofer y mayate. Éste último adjetivo define como mayate al caballero que profiere servicios sexuales a otra persona del mismo sexo ya sea por cariño, placer o dinero.
A partir del mes patrio según el nuevo reglamento de policía y buen gobierno de la CDMX que encabeza Miguel Ángel Mancera que sueña ser candidato a la silla mayor en el país, obliga la reglamentación o en su defecto desaparición de los coches escoltas y por lógica deducción de los energúmenos gorilas que suelen ir de “cola” tras los personajes que por lujo, necesidad o mamonería gustan de ser protegidos con estos trogloditas que acostumbran andar armados hasta los dientes y si tiene usted la mala ocurrencia de atravesarse a su paso queda en probabilidad de recibir una madriza como sucedió al infeliz que se encontró con el Rolls Royce, Audi etc. etc.
La decisión que me parece excelente medida e intentará acabar con las frecuentes tropelías por parte de los salvajes simios que en el afán de realizar su trabajo con eficiencia atropellan y violan los derechos de los mortales que rodeamos a los seres divinos que la cartera o la “charola” les brinda impunidad desde estacionar el auto sobre la banqueta, cerrarte el paso para que su patroncito no pierda tiempo hasta levantarte de tu mesa porque el influyente así lo requería.
Localmente existen, aunque en menor cifra, payasitos sobre todo funcionarios que les satisface ser acompañados por un séquito de esclavos para que sirvan desde abrir la puerta del auto, limpiar solapa o comunicarle la llamada y algunas ocasiones volar en helicóptero o utilizar el crédito del gobierno del Estado; herencia maldita que dejó el ex gobernador que llegó a sumar hasta veinticinco elementos para su seguridad entre efectivos, soldados y estorbantes.
¿Quiénes deben mantener esa canonjía..? Personajes que estuvieron o están directamente ligados con funciones de vigilancia, juzgamiento o detención en sistemas de justicia, como procuradores, secretarios de gobierno o el mismo gobernador y san se acabó, los demás andan como el cuervo de San Carlos, de cabrones en la parvada.
El ahorro de horas hombre, unidades, armamento, gasolina, viáticos, seguros de vida y uniformes que se destinan para la custodia de un funcionario es un escándalo sin contar con los cuidadores de los hijos, esposa y toda la ralea además de “aquellita” y la vigilancia del infaltable nidito de amor.
No hace mucho escribí en este espacio que la esposa de un funcionario en el salón de belleza que acostumbra se disgustó porque no contemplaban el shampoo de su preferencia y mandó al guarura para que fuera a su hogar pero rapidito tronándole los dedos, ante el disgusto de las damas asistentes.
Los guaruras, el fuero y la autonomía mal interpretada son términos que deberían desaparecer del léxico en la vida, como las tonterías y ocurrencias del presidente Peña Nieto, pero eso es mucho pedir, sería como soñar que bajará el precio de la gasolina o que cancelan la tenencia.
