Según el reporte 2013 de Latinbarómetro, México ocupa el penúltimo lugar en satisfacción de la democracia. En las últimas décadas nos vendieron la idea de que la democracia era la solución mágica a todos nuestros males, sólo faltó que la anunciaran como esos productos todólogos que se compran con «llame ya». La decepción ocurre porque apostamos a algo fuera de nosotros, vaya, es urgente que asumamos el reto de la participación ciudadana y que los ciudadanos que accedan a espacios públicos lo hagan con decoro. Para desgracia de la democracia y de los ciudadanos, los ejemplos que tenemos en organismos como transparencia, IFE y otros no partidistas , resultan peor de malos que los políticos. ¡La democracia es un camino no un fin en sí mismo!