Por: Omar Elí Robles
Cuando uno se queja de los maestros… del sistema educativo… de los pobres resultados.
En realidad, creo, nos referimos a ciertos liderazgos.
Recuerdo afectuosamente a mis maestros desde la primaria a la universidad… recuerdo especialmente a quienes nos vieron a cada uno como un proyecto de vida.
Sus enseñanzas académicas, pero sobre todo, el impulso para lanzarnos a la conquista del éxito fueron vitales para muchos, más allá o más acá de alcanzar un grado.
Les amo, debo decirlo sin rubor… les debo muchísimo.
Pero también me viene a la mente Elba Esther Gordillo… o los maestros ligados a la APPO.
Contrarios uno del otro, solamente en la lucha por el poder, sin embargo, aliados en el objetivo de hacer de México un país sin capacidades.
Líderes como Elba Esther… ligadas y ligados con bandidos como los proyectistas y constructores de la Biblioteca Vasconcelos.
Sí… vaya contradicción e injuria.
Que el nombre de uno de los seres humanos que mejor contribuyeron a la educación en México, sea pisoteado por una obra que muestra la incultura y el bandidaje que imperan en el sector educativo.
Uno de los generales a cargo de la seguridad en este país, advertía a los gobernadores que si querían robar, si querían arriesgarse, si eran tan indecentes, agarraran dinero de proveedores, de constructores… pero que nunca tomasen dinero del crimen organizado, porque ese dinero viene manchado con sangre.
Igual diría yo… es criminal robarse el dinero para la educación… robárselo con programas de mentira como la Enciclomedia… o con las cuotas sindicales… o con las Hummer de regalo…
Entiendo que como en todo, todavía son más en número los maestros bien nacidos, que se comprometen con la educación.
Pero bastan tres o cuatro líderes bandidos, y entonces el trabajo de miles se va por el caño.
