Rusia reconoció ayer por primera vez que los rebeldes sirios han ganado terreno en su esfuerzo por derrocar al presidente sirio, Bashar al-Assad, y un alto diplomático ruso afirmó que Moscú se prepara para la posibilidad de que su viejo aliado podría perder la sangrienta guerra civil que se ha prolongado por casi dos años.
No hay señal de que Rusia -el protector más poderoso de Siria- se unirá a otras naciones extranjeras, entre ellos EU, en apoyo a la oposición o para presionar a Al-Assad a dimitir.
Pero después de casi dos años en los que Rusia ha amparado a Al-Assad de la condena de la ONU y de otros intentos de forzar su salida, la declaración del vicecanciller, Mijaíl Bogdanov, fue un indicio de que incluso los aliados más fuertes del gobierno sirio tienen en sus cálculos los más recientes logros militares y diplomáticos de las fuerzas rebeldes.
“La victoria de la oposición, lamentablemente, no se puede descartar. Tenemos que enfrentar la verdad. La tendencia actual es que el régimen y el gobierno sigan perdiendo el control en un territorio cada vez mayor”, afirmó ayer Bogdanov a un órgano asesor del Kremlin, según la agencia de noticias Interfax.
Rusia ha tenido importantes lazos comerciales y culturales con Siria que se remontan a la era de la Unión Soviética, y ha sido renuente a alejarse de su único aliado fiable en el Medio Oriente. Pero los comentarios de Bogdanov sugieren que su gobierno ha empezado a hacer frente a lo que podría ocurrir si el gobierno de Siria cae, a pesar de los esfuerzos de Rusia para protegerlo.
Entonces, los objetivos de Rusia serían sacar a los ciudadanos rusos que viven en Siria y tratar de preservar las relaciones con quienquiera que suceda a Al-Assad. Bogdanov indicó ayer que Rusia trataba de localizar a sus ciudadanos en Siria y que “preparaba una posible evacuación.
Tenemos planes de movilización”, aseguró.
El apoyo oficial de Rusia hacia Al-Assad sigue firme, impulsado en parte por la sensación de que todavía no hay alternativa.
“En Moscú, uno encontrará a muy pocas personas que creen que después de Al-Assad Siria seguirá siendo un Estado gobernable. De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia es muy realista. No tienen ilusiones. Ellos entienden lo que está pasando allí”, indicó Fyodor Lukyanov, analista político y editor de Russia in Globa Affairs.
Pero en lo que pudo haber sido un intento de reajustar ligeramente su estrategia, Bogdanov anunció que cerca de la mitad de los rusos en Siria apoyan la oposición. Indicó que ciudadanos rusos se han unido a las delegaciones de la oposición que han visitado Moscú.
Fuente: El Economista