El músico estadounidense Bruce Springsteen dejó en claro por qué a sus 63 años sigue manteniendo el apodo de The Boss (El Jefe). El secreto está en la energía que emana a la hora de posarse sobre cualquier escenario para luego deshacerse en atenciones hacia sus fans y llevarlos por un viaje musical.
Anoche en el Palacio de los Deportes, el originario de Nueva Jersey pisó por primera vez nuestro país y durante casi tres horas sedujo a cerca de 14 mil fans -según cifras oficiales- llevándoles de la mano a un recorrido de cuatro décadas que lo mismo abarcó cortes de discos como Born to run, The rising o Wrecking ball, su más reciente trabajo discográfico.
Springsteen, quien hace un mes estuvo presente en el cierre de campaña del hoy reelegido presidente estadunidense Barack Obama, apareció sobre el escenario del Domo de Cobre a las 21:10 horas y decidió arrancar su velada con Badlands, corte que se desprende del álbum de 1978 Darkness on the edge of town.
Born in the USA
Acto seguido, el músico interactuó con sus seguidores y en español saludó a los presentes provocando su euforia.
«¡Buenas noches México! ¿Cómo están?», preguntó cuatro veces para darle rienda suelta a la velada en la que más de uno revivió tiempos pasados gracias al derroche de energía que demostró aquel músico que este año ocupó el primer lugar de la lista anual que realiza la revista Rolling Stone gracias a su último trabajo discográfico.
Luego de haber interpretado junto a The E. Street Band temas como Out in the street, We take care of our town, Wrecking ball y Death to my hometown, el músico ganador de un Oscar en 1994 por su trabajo musical en la cinta Philadelphia demostró su interés por nuestra lengua y comenzó a hablar en español con la firme intención de presentar el siguiente corte que interpretaría, Spirit in the night.
«Esta canción es sobre los espíritus, los que han caminado a lo largo de nuestras vidas. Espíritus de nuestros padres, amigos, y hermanos que se han ido y a quienes tenemos en nuestro corazón.
Al Jefe lo que pida
Ataviado con un chaleco de vestir negro y unos jeans oscuros, que acompañó con una camisa grisácea, The Boss quiso hacer historia en nuestro país y vaya que lo logró, pues sus fans en todo momento le expresaron su respaldo al gritarle frases como «Eres el mejor» o «Que me perdone Bob Dylan, pero tú eres el máximo jefe».
Springsteen regresó las atenciones que le dieron los mexicanos con ciertas actitudes como el caminar cerca de sus fans, tomarles de la mano, aceptar sus presentes -como unos boxers que alguien le ventó- o no poner resistencia ante el beso que una fan con collarín le dio cerca de la boca segundos después de que la identificara entre el público y le dijera: «¿en serio viniste a verme así?». O qué decir de aquella niña de aproximadamente 10 años a la que subió al escenario para cantarle, abrazarle y cargarla mientras deleitaba a sus admiradores con Waiting on a sunny day.
A surfear sobre los fans
Moviéndose de un lado a otro del escenario y dejando que sus músicos se expresaran ya fuera con el saxofón, el piano o el violín, Springsteen no dio tregua en ningún momento y mantuvo la atención de sus fans mientras interpretaba cortes como Born to run, Thunder road, The river, Glory days o Because the night, mismos que elevaron los ánimos de sus fieles seguidores.
Tampoco tuvo reparo alguno en aventarse hacia la multitud y dejar que lo cargaran o ponerse un sombrero tipo vaquero que alguien del público le ofreció a su paso. Le pareció buena idea usar un sombrero más grande que hacía alusión a nuestro país y de igual manera adornó su cabeza con un gorro de Santaclós para interpretar Santa Claus is comin’to town.
El final del concierto estaba próximo y El Jefe, siempre agradecido y amoroso con sus fans, eligió Tenth avenue freeze-out para cerrar con broche de oro esta presentación, la primera de Bruce Springsteen en nuestro país.
Fuente: Excélsior