Por: Salvador Hernández LANDEROS
El Anuncio que hiciera el Presidente Enrique Peña Nieto sobre la construcción de la Línea Tres del Metro en Nuevo León, no me causó sorpresa, no fue nada nuevo.
Quienes vivimos aquí ya estábamos enterados. Rodrigo Medina lo anunció desde dos meses antes de que Peña Nieto asumiera la Presidencia de México.
Y como dice el refrán, el que pega primero pega dos veces. Así que el golpe mediático sobre esa obra fue para Rodrigo Medina, no para el nuevo Presidente.
Claro que pueden argumentar que la Línea Tres del Metro la prometió Peña Nieto desde antes de las elecciones de Julio, pero sólo fue una promesa, de esas palabrerías que abundan en las campañas políticas.
Pero Medina hizo el anuncio oficial en su Tercer Informe de Administración, acción que quedó asentada en un acto trascendental, no en palabras que se lleva el viento.
Las promesas, promesas son. Están devaluadas. Una de ellas fue la que hizo el mismo Rodrigo Medina cuando andaba en campaña y prometió eliminar la tenencia vehicular y esa promesa quedó en nada. ¿O no es cierto?
Enrique Peña Nieto pudo haber hecho otros anuncios y no sobre la Línea Tres del Metro, pero al parecer le gustará presumir con sombrero ajeno, con proyectos que ya están elaborados, al menos éste, desde hace tres años.
En una forma u otra la obra ya estaba planteada por Mario Guerrero, director al que le cantaron “Las Golondrinas” al ritmo del “Son de la Negra”, quien la anunció antes que Rodrigo Medina, días antes del primer Informe de la actual administración.
Así que para qué tanto brinco y tanto desgarre de vestiduras. El mérito es de Rodrigo Medina, no de Peña Nieto.
Otra cosa hubiera sido si en la ceremonia protocolaria de asunción, el nuevo Presidente hubiera anunciado, por ejemplo, que el gobierno federal haría el esfuerzo por eliminar, no la tenencia, sino la deuda pública de Nuevo León.
O al menos, castigar a los responsables del endeudamiento, a esos que por su culpa, tendrá que aflojar más recursos federales para dicha obra.