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‘A mí no me corre nadie’, dice Cristina

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La Presidenta desconoció el carácter de paro de la medida de fuerza que realizaron los sectores sindicales de oposición; la definió como «un apriete, una amenaza» contra su Gobierno y ratificó con firmeza la continuidad de sus políticas: «A mí no me corre nadie y mucho menos con amenazas, patoteadas o matones. Esos no son los dirigentes que querían Perón y Eva».

Cristina Fernández se extendió anoche en la evaluación de la protesta durante un acto por el Día de la Soberanía en la ciudad bonaerense de San Pedro. Poco antes, desde la sede histórica de la CGT, Hugo Moyano, Pablo Micheli (CTA opositora) y Carlos Acuña (en lugar de Luis Barrionuevo, CGT Azul y Blanca), junto a Eduardo Buzzi (FAA), habían calificado de un «éxito» la medida y advertido que profundizarán los reclamos si no son atendidos por el Gobierno.

Nunca antes la Presidenta había hablado con tanta dureza y frontalidad contra dirigentes sindicales opositores. La vez anterior fue cuando en junio pasado Moyano amenazó con un paro nacional después de bloquear refinerías: «No habrá extorsión, amenazas, insulto o agravio que me aparte del camino que me he fijado», dijo entonces por cadena nacional.

Pero no sólo rebajó el paro a la condición de «apriete y amenaza». También recordó, sin mencionarlos, comportamientos de Micheli y Barrionuevo, al tiempo que ignoró de plano a Moyano.

Por la mañana del martes, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, había sostenido que si el paro tenía efectividad se debía a los estratégicos piquetes protagonizados por la CTA y partidos de izquierda. «Se trata de un gran piquetazo», dijo.

Pero en su discurso, la Presidenta le enmendó la plana. «Soy sincera de corazón. Hoy no fue una huelga ni un paro ni un piquete», sostuvo.

Después recordó las huelgas generales convocadas por la CGT de Saúl Ubaldini por «paz, pan y trabajo» en los ’80. También trajo a la memoria que el primer piquete sucedió en Cutral Co, contra el desempleo en que había quedado esa población por la privatización de YPF, en los ?90, y que encabezó -dijo- el hoy intendente de esa localidad.

De Pablo Micheli, recordó el viaje a Miami que realizó después del paro que hace unos meses hizo la CTA con un acto en Plaza de Mayo. Mientras, aludió a Barrionuevo al referirse al ataque de ayer al histórico Café Tortoni del centro porteño, realizado al parecer por activistas del sindicato de gastronómicos.

«No me sorprende porque fueron los mismos que quemaron las urnas en Catamarca», dijo en referencia a ese hecho protagonizado por el gastronómico en marzo de 2003.

«Yo estoy de acuerdo con el derecho a huelga pero no con el corte, el bloqueo o las amenazas», agregó, luego de recordar nuevamente que en la Constitución de 1949 no estaba contemplado el derecho a huelga.

También dijo que le «gustaría de corazón» que «todos los dirigentes, principalmente aquellos que dicen representar a los trabajadores, estuvieran preocupados por preservar y proteger las fuentes de trabajo, que es el problema ante un mundo que se derrumba».

«Además de ser militante también soy hija de sindicalista. Mi vieja, ésa que va a la cancha, fue casi 30 años secretaria gremial. Le tocó llamar a muchas huelgas pero jamás obligó a los trabajadores a hacer nada», indicó en alusión a los piquetes y cortes en los accesos a la Capital Federal.

El paro «fue un fenómeno circunscripto a unos pocos gremios de servicios y de la Capital Federal. En el resto del país laburaron todos».

Para terminar, pidió «perdón a todos los argentinos por no haber podido usar los servicios de la estatal Aerolíneas Argentinas» debido al paro nacional.

Fuente: Los Andes

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