Por: Omar Elí Robles
Eso de pelear por una presa o por una hembra, es lo natural en la jungla.
En la selva, el más fuerte gana siempre.
Pero cuando el ser humano pelea por cosas que no le significan una necesidad, es peor que cualquier depredador.
Tenemos un escenario en donde la confrontación se vuelve natural…
Antinatural es respetarse.
Disentir es una delicia… expresar la disensión es algo parecido a una bendición.
Me explico…
Pensar distinto es delicioso porque nos ubica dentro del mosaico de variedad en el pensamiento.
Pero que esa diferencia no tenga cauces adecuados que permitan crecimiento mutuo… ¡Eso ya es una fregadera!
Por eso es que uno de repente no le entiende…
Los “Istas” pelean a veces a muerte.
Los nativistas… los medinistas… los alfonsistas…
Todos pelean, todos hacen el llamado de la selva y casi todos alcanzan un pedazo de la presa pa`ellos.
Pero ¿Qué canija necesidad?
Los Larrabistas… los Chefistas… los Arellanistas…
A fin de cuentas, los pleitos ocurren por una razón sencilla: El egoísmo.
Todos quieren lo mismo, y no porque lo anhelen…
Quieren lo mismo porque no permitirán que alguien de el bando contrario lo tenga…
Y así, como niños, les sorprende el llamado de la selva.
El grito estentóreo que advierte a otros depredadores que ese pedacito, ya tiene dueño.
Y así…
Por eso es que en vez de hablar… dialogar… acordar… tenemos confrontaciones.
Ya aprenderán…