La prensa estadounidense identificó ayer a la víctima del ciberacoso que originó la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, como Jill Kelley, una mujer maronita de 37 años de origen libanés residente en Tampa y amiga de la familia del general retirado.
Los medios publicaron detalles de la destinataria de los amenazadores correos electrónicos anónimos al parecer remitidos por la amante del general Petraeus, su biógrafa, Paula Broadwell, y que originaron las primeras indagaciones del FBI que condujeron al correo del director de la CIA. “Sé lo que hiciste”; “retrocede” y “aléjate de mi hombre” fueron algunos de los mensajes.
Petraeus, que presentó su renuncia tras admitir su relación extramarital, cesó como director de la CIA el pasado viernes. La prensa difundió el comunicado de Jill Kelley y su esposo, el cirujano Scott Kelley, en el que señalan que: “Nuestra familia ha sido amiga de la familia Petraeus durante cinco años. Respetamos su intimidad y queremos lo mismo para nosotros y nuestros tres hijos”.
Algunos medios citan a personas allegadas al general retirado que describen como una simple amistad la relación con esta mujer que, según la versión de la investigación conocida hasta ahora, recibió los anónimos mensajes de amenaza por causas que no han sido aclaradas. Además de identificar a Paula Broadwell como la supuesta autora del ciberacoso, los agentes encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada, que éste negó haberle facilitado.
Además, la clase política estadounidense, preocupada por posibles daños a la seguridad nacional, reclamó ayer aclaraciones sobre el adulterio. The New York Times informó que altos responsables del FBI y el Departamento de Justicia estaban al tanto del caso, pero no informaron a nadie.