Oziel Salinas H.
Efectivamente, se nos ha metido hasta la médula la figura siempre convocando, elucubrando, gritando sus fobias e inventando cada vez nuevas advocaciones hacia su causa, que no es otra cosa que el culto a su personalidad.
Me refiero a Andresito, ese ente político dedicado desde hace DOCE años a llenar en mayor o menor grado, los espacios noticiosos que a diario le dedican periodistas, políticos y críticos.
Lo confieso; hace tiempo sentí lo que probablemente los críticos de su persona sintieron; un gran vacío cuando AMLO decide retirarse unos cuantos días a la meditación, o a la preparación de nuevas acciones para seguir apareciendo en cuanto medio de comunicación se le atraviese.
Para ello no tiene fin; seguirá, como vemos, su inacabable y tesonero peregrinar por la República, proponiendo nuevas directrices, nuevas acciones y sobre todo. nuevas instituciones políticas a las que pone nombres cada vez más rimbombantes; ahora se ocupa de su MORENA.
Es un caso único en el mundo; nunca habíamos sabido de un personaje como el “Peje”, quien se aparece a diario, toda las semanas, meses y años, con nuevas expectativas para sus fanatizados seguidores, quienes lo ven como un mesías, un gurú satisfaciente y seductor que ofrece un nuevo y más ordenado país. No cabe duda; tiene carisma y lo sabe utilizar.
¿Qué será de nuestro ambiente político sin la adusta presencia de éste seductor de oficio?
No concibo en nuestra muy particular forma del quehacer político, un día sin éste adictivo que se nos presenta cotidianamente, con sus palabras igualmente repetitivas, aunque siempre yendo contra la corriente, contra las instituciones legalmente constituidas, sean del nivel que sean.
Periodistas, críticos, fans, detractores, todos lo extrañaremos cuando decida retirarse de ese oficio lúgubre y discordante, lleno de denuestos, con que nos regala su contradictoria presencia en los medios; ya es una adicción, sobre todo para sus seguidores, y sus detractores.
¿Cómo olvidar aquella inventada persecución de Fox hacia su persona, cuando desacató un laudo de la Corte Suprema? ¿O la simpática y siempre atrayente presencia de “Juanito”?
¿Y el tedioso bloqueo del Paseo de la Reforma en la ciudad que más había contribuido con votos hacia su persona en la elección del 2006? ¿O la jocosa, inolvidable Toma de Protesta como Presidente Legítimo, la cual apoyó gente de la “intelectualidad mexicana”? ¿Qué me dicen de su presencia en un cuarto tapizado con tarjetas de descuento de la Tienda Soriana? ¿Y la inolvidable presencia de un Notario displicente y conspicuo, para dar fe de “los sartenes, playeras, utensilios diversos, incluyendo dos gallinas, algunos pollos, patos y semovientes diversos” como prueba de compra de votos del Candidato Impuesto”?
Ni qué decir de “la mafia” ese extraño ente superior que tanto le aqueja y predispone.
¡Ah! Cuánta evocación de actos sobrecalentados, re fritados, estereotipados de una carrera política que no tiene fin en eso de acusar a las instituciones electorales del país; su candidatura a la Presidencia no será superada por nadie; es caso único en el mundo, tanto por la diversidad de atrayentes, como detractores. ¿Cuándo parará tan quijotesco modo de hacer política?
Conozco amigos entrañables y queridos familiares que guardan a éste curioso personaje de la política, un fanatismo desorbitado que embebe su intelecto y disloca sus pensamientos.