Ayer, Óscar Naranjo Trujillo dijo algunos puntos muy interesantes respecto a la seguridad en México. ¿Quién es Óscar Naranjo? Pues se trata de quien fuera director de la Policía Nacional de Colombia entre 2007 y junio de 2012, aunque su trayectoria en esa institución es de más de 30 años. Es general de cuatro estrellas, pero no es precisamente militar. De hecho, es el primero y tal vez el único policía colombiano ascendido a ese rango.
Lo interesante es que no se trata de un militar de carrera, ni de un político metido “a chaleco” en un puesto policiaco. El general Naranjo es un policía de carrera. Él estudió para ser policía, pero no en un curso intensivo de alguna academia emergente… o fantástica, como en algunos casos. Estamos hablando de estudios en institutos especializados. Y por si eso no bastara, Óscar Naranjo es también hijo de Francisco José Naranjo, que también fue director de la Policía Nacional en Colombia.
Recién hace unos meses, Óscar Naranjo renunció a su cargo; luego aceptó integrarse al equipo de asesores de seguridad del presidente electo de México, Enrique Peña Nieto. Le mencionamos todo esto para ubicar al personaje. No se trata de un improvisado, y su impresionante lista de reconocimientos y condecoraciones lo demuestran.
Pues el general Naranjo vino a Nuevo León, al décimo quinto Congreso de la Unión Social de Empresarios de México. En esta reunión, definió una posición sobre la seguridad que ojalá se filtre a la estrategia de seguridad que prepara Peña Nieto.
Naranjo dijo que es un error, y un peligroso error, ver la seguridad como un enfrentamiento entre las autoridades y los delincuentes. Aseguró que la prioridad es un nuevo pacto social, una política de estado que comprometa a los ciudadanos con la seguridad. Sin esta base, sólo se lograrían dos situaciones indeseables en una democracia: el autoritarismo o la anarquía. Y mire que en México de repente tocamos peligrosamente ambas cosas.
Pero dijo algo más, algo que “descobija” los esfuerzos sistemáticos por hacernos creer que las estrategias de seguridad están funcionando. De un plumazo, el general Naranjo puso en evidencia lo impreciso de las cifras que a cada rato nos recetan sobre el combate al crimen… El policía retirado dijo que la medida real para evaluar la seguridad pública debe ser la sensibilidad de las víctimas.
Literalmente dijo: “Me parecería que se avanzará de manera mecánica disminuyendo estadísticas, logrando más capturas, aprehensiones, decomisos, confiscaciones; pero la verdad es que esos resultados, lejos de legitimar la política (de seguridad), la convierten en un fin en sí misma”, y añadió: “lo que hace que una política en seguridad sea trascendente es asegurar que no haya repetición de violencias que afecten a nuevas víctimas”.
Habrá que evaluar ahora los semáforos delictivos y las estadísticas oficiales a la luz de esto, a ver cómo salimos… Y creo que no muy bien librados.