Por: Salvador Hernández LANDEROS
Las diputadas Purificación Carpinteyro y Verónica Beatriz Juárez, ambas del PRD; Luisa María Alcalde, del Movimiento Ciudadano y Beatriz Zavala, del PAN salieron “Más mamistas que la Mama”.
Así las califico para no aplicarles un dicho machista. Ese que dice: “Más papistas que el Papa”. Y aclarado lo anterior le sigo.
Las cuatro legisladoras se le fueron a la yugular del diputado del PRI Salvador Arellano, quien al hacer uso de la tribuna federal comparó la tierra de cultivo con las mujeres para pedir la atención del gobierno con los recursos de Procampo.
Las palabras del legislador fueron: “La tierra es como mujeres, hay que trabajarlas, hay que abonarlas, hay que darles el cariño necesario para que produzcan productos sanos y buenos”.
La comparación provocó el enojo de las diputadas que exigieron una disculpa y retirar sus palabras del Diario de Debates por ser ofensivas para las mujeres, auténticas mexicanas, que saben ejercer sus derechos.
En lo particular difiero de las legisladoras de quienes creo aprovecharon la expresión del diputado Chava para protagonizar y hacerse notar. Comparar la tierra con las mujeres es un elogio, nada parecido a lo que padecen a diario miles de ellas.
También creo que las legisladoras deberían reunirse con la politóloga Denise Dresser para que les explique lo difícil que es ser mujer en México, donde todos los días sufren por violencia, acoso laboral o discriminación.
Además, también deberían de reunirse con las conductoras Monserrat Oliver y Yolanda Andrade, para que les aclaren el real concepto del nombre de su mejor programa televisivo, “Las Hijas de la Madre Tierra”.
O bien, con la compositora Paty Cantú, que en su nuevo tema musical “Aparador”, revela que le han cerrado muchas puertas por no aumentarse las “Bubis” y reta los estereotipos que presionan a las mujeres actuales.
Y a la legisladora Beatriz Zavala, quien dijo que: “las mujeres no están solamente para dar productos”, hay hacerle llegar una copia de la película “La Oveja Negra”, filmada por Fernando Soler y Pedro Infante.
El personaje de Soler, Cruz Treviño Martínez de la Garza, en una escena le habla al retrato de su fallecida esposa y le dice: “Ay Vivianita, qué buen hijo me diste”, producto producido del amor que se tuvieron.
Y bien por el diputado Chava, quien ante el reclamo de las legisladoras, dijo: “No lo hice con mala intención, fue con todo el respeto y que retiren mis palabras”.
¿Y las diputadas?…Bien, gracias.