La novela Nombre de perro es un retrato del cinismo descarnado y cruel que vive el país y el cual se enmarca en la lucha contra el narco. Las autoridades están empeñadas en librar una guerra que conduce a la nada, pero que ya causó miles de muertes, mientras el crimen organizado no tiene freno en mostrar su poder con ejecuciones, señala el escritor Élmer Mendoza.
Y este cinismo descarnado y cruel también muestra la forma de actuar de algunos funcionarios que no respetan las leyes, que no caminan con probidad o de delincuentes que no sienten pena por sus hechos. “Siempre me pregunto qué siente un funcionario público que toma cada mes lo que no le corresponde”.
Lo peor de este cinismo, añade el autor de Mucho qué reconocer, es que una parte está enraizado en la pérdida de esa educación que te hace soñar para ser alguien y nos dé la posibilidad de aportar a la sociedad. Una educación que ya fue reemplazada por la “educación de la imitación”, donde los niños y jóvenes creen que la vida es corta y hay que tener riquezas lo más rápido posible antes de morir. Por ejemplo, emular al narco que sale en la revista Forbes.
Porque, dice Élmer Mendoza, el ejercicio del poder se ha investido de este elemento: el cinismo, el cual es en sí mismo una agresión para el otro. “Los políticos nos engañan al hablar de la situación del país y lo dicen sonriendo, como Ernesto Cordero, quien dijo que con 6 mil pesos se puede vivir bien”. Lo de Forbes y Cordero son ejemplos del ejercicio del poder descarno y cruel, añade.
Sin embargo, explica, este cinismo conlleva en el fondo el ocultamiento de las debilidades generadas por la incapacidad de no poder identificar qué situación estás viviendo. Esto, precisa, tiene que ver con un problema de educación: ¿Qué he aprendido en mi vida?
Por ejemplo, hay policías que son honrados y cumplen con su deber, pero si no logran obtener una mayor educación van a terminar cayendo en el cinismo, ese ejercicio del poder que te ubica por encima de los demás.
“Lo que nos da la educación es el conocimiento de saber vivir sin hacer daño. Con tus criterios, con tus emociones y, sobre todo, de participar del mundo dónde estás y poder aportar algo”, añade.
NOMBRE DE PERRO
La reciente novela de Élmer Mendoza ocurre en la época navideña y narra como el policía Édgar, El Zurdo, Mendieta debe aclarar una serie de asesinatos de dentistas y el de la pareja de Samantha Valdés, la jefa del Cártel del Pacífico.
“También es un camino para retratar uno de los mitos de la política mexicana: el acuerdo entre autoridades y la delincuencia y las consecuencias que hay después”, dice el también integrante de la Academia Mexicana de la Lengua.
Entonces, dentro de la trama, explica, se van ir dando situaciones como la infiltración de Héctor Ugarte, un enviado del gobierno, a una reunión de narcos, el actuar de las policías y las contradicciones humanas de los personajes.
Por un lado, Samantha aún cuando desata una venganza con decenas de muertos por la muerte de su amante, también es una hija que le hace caso a su progenitora y es religiosa. “Los rudos policías como El Gori y La Gris dejan de lado sus rostros duros y por primera vez compran regalos para sus compañeros y familiares en esa Navidad”.
Estos son los personajes de un absurdo que busca darle sentido a la realidad violenta que hoy vivimos, y que se basa en la convivencia de las fuerzas —estado y delincuencia— que chocan, difieren y conviven cotidianamente.
