Por: Obed Campos
Como muchos, tengo hartos familiares y amigos a todo lo largo y ancho de los Estados Unidos pero aunque viven en condiciones y zonas remotamente desiguales, el sentimiento es el mismo: Barack Obama no pudo arreglarles en cuatro años, lo que Vicente Fox prometió en 15 minutos.
Las esperanzas en el demócrata hawaiano se esfumaron antes de la mitad del tiempo de su administración y todo, porque, descubrieron muchos gringos y muchos pochos, los presidentes no son tan poderosos y no se mandan solos, así vivan en Los Pinos, La Casa Blanca y los Campos Elíseos.
Escuchábamos cuando Obama andaba en campaña hace cuatro años, hablar de los “Halcones de Washington”. Esos potentados que manejan las fácticas manos que manejan las cunas…
El desempleo, la crisis y la baja generalizada en los niveles de vida de nuestros amigos y vecinos del norte dieron al traste con los anhelos que Obama representaba.
De este lado del Bravo, hoy que se enfrenta Barack a Mitt Romney no nos queda más que pensar en un detallito:
Sí, es cierto que debe de importarnos mucho a los mexicanos qué pase en esas elecciones.
Sin embargo no hay que olvidar que gane quien gane, no dejamos de ser por mucho su traspatio.