Por: Salvador Hernández LANDEROS
No se ustedes, pero he observado que hay mucha similitud entre las acciones de Rodrigo Medina con las de Andrés Manuel López Obrador en su tiempo en el Distrito Federal.
López Obrador enfocó sus baterías en la construcción de los segundos pisos en el periférico, obra pública que le generó mucho movimiento de recursos financieros y, por supuesto, beneficios.
Aquí, Rodrigo Medina, tiene dos años ejecutando obra pública, principalmente en Constitución y Morones Prieto; Gonzalitos, Zaragoza y otras que generan muchos recursos financieros y, por supuesto, también beneficios.
Andrés Manuel tuvo la ocurrencia de captar a los medios de comunicación llenando espacios en los noticieros con su conferencia de prensa diaria a las siete de la mañana, lo que le permitió más imagen y presencia.
En Nuevo León, Medina esta haciendo lo mismo, nada más que semanalmente. Su novedosa estrategia de comunicación es recorrer las televisoras durante los noticieros matutinos de los lunes.
Nada más que aquí no es conferencia de prensa, Rodrigo habla de lo que a él le interesa promover. Es como si en los periódicos se hiciera una inserción pagada.
Otra de las acciones que se sacó de la chistera Andrés Manuel fue el apoyo a los que menos tienen. A los adultos mayores les entregaba apoyos económicos en efectivo y se estableció un programa permanente.
Eso le valió a Andrés Manuel críticas que también le valieron. El programa se calificó de “mendicidad oficializada”.
Y qué creen. Aquí también lo hay en la administración de Rodrigo Medina, a través de desarrollo social. Pero aquí en lugar de “mendicidad oficializada” se le llama “generosidad gubernamental”.
Y para cerrar las similitudes, Andrés Manuel se la pasaba habla y habla, hasta que se ganó que le dijeran que parecía no sé qué cosa.
¿Y Rodrigo Medina?. Pues sí, pero no. Pero para qué les digo que no, si, sí.