Por: Oziel Salinas
Por fin, la Cámara de Senadores aprobó la nueva Reforma del Trabajo, casi en los mismos términos usados por la Cámara baja, la cual regresa a ésta para su definitiva aprobación.
Hay que tomar en cuenta que el PRI tiene en ambas cámaras gente de mucha experiencia en el campo legislativo; el estira y afloja que hubo entre los senadores estaba en la “designación de sus dirigentes sindicales en forma libre, secreta, democrática”.
Eso no lo aceptó el PRI, puesto que vulnera la autonomía sindical; de ésta forma, se aprueba la trasparencia y rendición de cuentas, elementos que sin duda están contemplados en los estatutos sindicales, mas no ese afán por “democratizar los sindicatos”, algo que viola los derechos de los trabajadores, quienes son libres de escoger – o mantener en sus puestos – a quienes quieran.
¿Por qué tratar de tutelarlos, como si fueran menores, en algo que sólo a ellos compete?
El colmillo de los priístas los llevó a establecer éstos términos, ya que en su origen (el Poder Ejecutivo) se establecía esa especie de “trampa” que haría encender los ánimos de los trabajadores que están bajo la tutela de auténticos dirigentes.
Éstos líderes, por fuerza, deben ver en todo momento por mejorar las condiciones de trabajo, los salarios y todo lo concerniente a la relación de sus agremiados con los empresarios o encargados.
Me parece que es una buena ley que establecerá una nueva relación contractual más flexible y útil.
Será sin duda un parteaguas benéfico para todos, trabajadores y empresarios; una Reforma que atraerá inversiones; la vieja ley contenía obsoletas normas, como aquella de los “salarios caídos” porque había empresas que se declaraban en quiebra, abandonando instalaciones y equipo en algunas huelgas que llegaban a tener más de diez años en litigio.
Ahora, la Cámara baja discutirá las nuevas propuestas hechas en el Senado y seguramente aprobarán en forma definitiva ésta Reforma Laboral.
Dichas propuestas se efectuaron en el Senado, de acuerdo – sin duda – con líderes sindicales de la CTM, la CROC, la CNC y otras.
Hasta vimos a “Andresito” dar línea a sus colegas de partidos, agregando que “se ampararán aquellos trabajadores que estén en desacuerdo con dicha ley” (sic).
He ahí al eterno inconforme; quien considera que todo lo que no proceda de su persona está mal.
Aquello del “charrismo” ha quedado atrás para dar paso al modernismo; seguramente veremos ahora que el corporativismo también ha desaparecido.
Enhorabuena para los legisladores; un triunfo para la democracia, la transparencia y la modernidad.
Veremos si lo entienden aquellos que constantemente andan por las calles reclamando por todo, bloqueando vías de comunicación y gritando consignas de disgusto ante cosas u obras inexistentes.