El diputado federal Manlio Fabio Beltrones dijo ayer que en la normativa sobre los casinos se debe empezar desde cero. Por lo menos esa tarea le está endosando al próximo presidente de la República, que casualmente es como él, del Partido Revolucionario Institucional. Esto, en términos de peso mediático, es un dato importante. Hay que recordar que don Manlio no es cualquier priísta. En su momento fue un contrapeso interno bastante denso, cuando se contendía por la candidatura. Hoy, Beltrones no sólo es diputado federal, además es el líder de la bancada del PRI en el Congreso de la Unión.
La observación de Beltrones sobre la legislación en el tema de los casinos, es más que una moneda al aire; más bien es una invitación directa a abordar el tema; o incluso es la exhibición pública de algo que podría ya estar cocinándose puertas adentro en el ámbito federal. Por supuesto, en las esferas privadas del tricolor.
Este anticipo de una posible legislación sobre casinos debería de tranquilizarnos. Por supuesto que es positivo, porque hasta la fecha los casineros han aprovechado muy bien los huecos legales para imponer su presencia, incluso por encima de las normativas municipales y estatales… Y hay que recordar que el gobierno nacional se sustenta en dos conceptos básicos: la autonomía municipal, y la soberanía de los estados. Que un particular se imponga sobre ambos a través de coyunturas federales, es definitivamente un contrasentido.
Legislar ahora, “desde ceros”, sobre los casinos, supone que se eliminarían esos resquicios legales. Pero obviamente se introducirían mecanismos para que, ahora sí legalmente, pudieran instalarse. Esto estaría bien, si estuviéramos seguros de que nuestros legisladores son profesionales y honestos. De lo primero, estamos seguros que no lo son, y lo demuestran constantemente. Y de lo segundo, la honestidad, siempre tendremos serias y bien fundadas dudas.
¿Quién nos asegura que no están ya bien amarrados acuerdos entre empresarios casineros y legisladores? Y no sólo de legisladores del PRI, que por lo menos en el PAN hay bastantes antecedentes de una muy curiosa relación.
Por lo pronto, en el ámbito local, y en el vecino estado de Coahuila, se ha legislado ya sobre los casinos. En pocas palabras, las leyes estatales los prohíben. Pero con todo y eso siguen operando. Si bien es verdad que hay un principio jurídico que impide la retroactividad de esas leyes, también es cierto que eliminaron la competencia a los que ya estaban operando, incluso por encima de la normativa de algunos municipios.
Es cierto, rigurosamente cierto, lo que dijo ayer el coordinador de comunicación estatal, Jorge Domene: en Nuevo León no hay nuevos casinos. Pero de prosperar esa legislación “moderna” que sugiere Beltrones, es más que probable que la legislación federal no solamente les permita instalarse, además que abone el terreno para que proliferen sin control.
