Por: Oziel Salinas
La obesidad, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, ha atacado de tal forma a los mexicanos, que actualmente nos han hecho famosos por ocupar el primer lugar a nivel mundial.
No sé exactamente los números, pero me parece que también hemos alcanzado el primer lugar mundial en obesidad burocrática.
Tenemos una ley electoral que nos cuesta mucho; gastamos casi siete mil millones de pesos al año con objeto de tener elecciones limpias, equitativas y confiables; pero hay gente que se la pasa manchando el nombre de quienes están a cargo de llevarlas a cabo con justicia y autonomía partidista; éste “paradigma de honestidad” ha desconocido todos los procesos electorales que pierde
Plaga maldita que nos corroe las entrañas por su maledicencia, por inconformarse continuamente; por mandar a diablo nuestras instituciones.
Se llama Andresito, un carismático santón tabasqueño, que, tras haberse dado a la gresca poselectoral en forma continua, amenaza con ir a otra de sus aventuras políticas que terminan en un acoso sistemático a quienes participan, sean éstos, funcionarios electorales o ciudadanos a quienes considera “fácilmente comprables”.
La obesidad de sus argumentos nos tiene hartos, en vías de engordar nuestros débiles cerebros.
Además, sostenemos una burocracia obesa y muy lesiva para el pueblo mexicano.
Según números oficiales, tenemos 31 mil burócratas de primer nivel de la federación a quienes se les paga entre 1 y 3.3 millones de pesos al año; dichas personas pertenecen a las 18 secretarías de Estado, la PGR y la Presidencia.
No se justifica tanto gasto cuando sabemos que existen en nuestro país, 45 millones de pobres
Sabemos además que cada uno de los Magistrados de la Suprema Corte y el TRIFE ganan más de 5 millones de pesos al año; algo que nos parece igualmente gravoso para México.
Diputados y senadores acuerdan ganar 2 millones por año y los regidores se despachan con cucharota, en Monterrey ganan éstos rémoras 65 mil pesos (en 14meses al año) por no hacer nada.
La mayor desgracia es que casi toda ésta obesidad, redunda en actuación pobre o nula. Los panistas engordaron a placer la burocracia de primer nivel que contaminó a su vez la de los Estados, que, según mis apreciaciones, andan por el mismo rumbo; además, se otorgan pagos por “terminación del ejercicio”, en todos niveles, empezando por regidores, algo muy dañino para nuestro país, sobre todo, porque se otorga premios a discreción a la obesa, ineficiente y dañina burocracia
El próximo Gobierno Federal debiera empezar por ver éste grave problema que padecemos, tanto en los ciudadanos obesos, como en esa inacabable burocracia que engrandecieron los gobiernos emanados del PAN, es un imperativo necesario y categórico.
Menos gordos entre conciudadanos y menos burocracia cargada de obesidad deberá ser el primer papel de la próxima Administración federal; debiera además obligar, dentro de sus límites legales, a los estados y municipios, a que eviten esa plaga bíblica que ha avanzado desde que los panistas llegaron al poder, en Estados y municipios.