Por: Obed Campos
Nada más no vayan a salir mañana con que “El Lazca” no estaba muerto, que andaba de parranda…
Lo decimos porque nos quedamos los mexicanos con una sola certeza: Felipe Calderón está terminando su sexenio tal y como lo empezó, como las “naguas de abajo” dirían en el rancho.
¿O el “dedo peine!” que les dijo a los marinos que “El Lazca” andaba viendo el beisbol no les dijo que se trataba del archirrival del Presidente? ¿No les sonó a los altos mandos ni siquiera la millonada de recompensa que cobraban por él, como para haber resguardado el cadáver a piedra y lodo?
Porque el hecho de que el Ministerio Público de Coahuila y sus peritos hayan llegado 6 horas más tarde al lugar de los hechos no tiene nada de nuevo.
Como tampoco tiene nada de nuevo que los narcos rescaten cadáveres…
O con la persecución, ahora, del cadáver de uno de los hombres aún más buscados por la DEA, estaremos presenciando en serio una analogía de la excelente película aquella de “Los Tres Entierros de Melquiades Estrada”.