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La inseguridad y los osos

¡El colmo! Hasta a los osos alcanzó la inseguridad que azota a Nuevo León. No se trató de uno de esos osos migrantes que de pronto se dejan ver en zonas urbanas. Esta vez, un oso fue recogido de San Francisco, el Santiago, en donde fue reportado como malherido. Al revisarlo encontraron con que el pobre animal tenía una bala en el cuerpo, que le había provocado una infección generalizada. El animal tuvo que ser sacrificado.

En realidad, ni este oso, ni los otros que se han visto en el área metropolitana, estaban fuera de su hábitat natural. Sabemos desde hace muchos años que somos nosotros los que hemos invadido sus espacios naturales. Por una parte, por la expansión de urbanizaciones; por otra, por el impacto ambiental que estamos causando en las áreas donde habitan estos animalitos.

En verdad hace falta ampliar las zonas destinadas a la vivienda. Muchas familias carecen de una casa propia, y están dispuestas a vivir en donde sea, incluso en casas minúsculas cuyo valor no es tan minúsculo. Son casas tan pequeñas, que en no pocos casos ha sido necesario desmantelar muebles para poder meternos adentro.

Pero estos no son los verdaderos invasores del hábitat de los osos. Las urbanizaciones llamadas “campestres” no son pequeñas casas; son grandes construcciones y bastante caras. Eso sin contar con las colonias residenciales enclavadas en la sierra. Ni en uno ni en otro caso, esa distancia que ponen respecto a la clase media ha alejado a esas familias de la inseguridad.

Para colmo de males, no escapan de la inseguridad y sí causan inseguridad a la fauna local. El oso que fue sacrificado fue primero agredido por un irresponsable. Es posible que lo haya visto cerca y en lugar de evitarlo, lo enfrentó a balazos. Es posible que se haya sentido amenazado, y optó por eliminar lo que veía como una amenaza,

La realidad es que quien realmente debería sentirse amenazado era el oso. Aún así, el animal no la emprendería contra el agresor sino que trataría de huir. Agrediría sólo cuando se sintiera acorralado. Los osos sólo buscan alimento y agua. Su instinto los lleva a ubicar lugares donde por generaciones podían encontrarlas. Si aparecen en su patio, o en su calle, no se espante: los osos no están buscando pelea. De hecho, los osos están en su casa, nosotros somos los invasores. Si los atacamos, estamos haciendo exactamente eso de lo que nos quejamos. Es lo mismo que hacen los sicarios que nos agreden en las calles o en nuestras casas. La diferencia es que los osos no tienen cerca autoridades que por lo menos digan que los protegen. Las hay, pero son tan poco efectivas como las que nos protegen a nosotros.

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