Por Oziel Salinas:
Así han dado en llamar a aquellos líderes de trabajadores que, a su juicio, no trabajan en beneficio de sus agremiados.
El calificativo se usa generalmente para designar a quienes se eternizan en su liderazgo, o aquellos que se ponen de acuerdo con los patrones para beneficiarse personalmente a costa de sus representados, dejándolos a su suerte, abusando de su confianza.
El México de aquellos “charros” ya no existe; su paso por liderazgos es muy distinto ahora.
Resulta obsoleto calificarlos aún en esa forma despectiva, chocante, ya caduca.
Sin embargo hay gente que aún los titula así, tratándose de líderes que se han eternizado en el poder sindical; sus reelecciones resultan porque les conviene a sus afiliados; aquellos que se “vendían al patrón” o se transformaban en “corporaciones políticas” dejaron de existir; su permanencia se debe a que los trabajadores reciben beneficios adicionales obtenidos por sus líderes.
Permiten su liderazgo precisamente porque les es benéfico; de lo contrario los hubieran mandado “al diablo”. Permanecen porque les conviene; así de sencillo.
Esa es la manera de pensar de quienes ven aún esos “charros” inexistentes, o extintos.
La periodista Denisse Dresser (una persona que es fanática de AMLO), asegura en reciente artículo titulado “evidenciado (s)” que “ha quedado en evidencia Peña Nieto por haber permitido a los diputados (¿del PRI, PAN, Verde Ecologista y algunos del PANAL?) votaran a favor” la nueva Ley Laboral mandada a los legisladores por el Presidente Calderón en su carácter de “preferente”, es decir: tenía qué discutirse – a favor o en contra – dentro del mes de Septiembre.
En dicho escrito, asegura la periodista que el Presidente Electo “se rinde ante los intereses atrincherados” (?) “en lugar de controlar a las fuerzas sindicales antidemocráticas” (?), acaba doblegándose a ellas” (….) “termina acorralado por los líderes, minando su autenticidad” (sic)
Refiere que con ello, el próximo Presidente “se doblega ante Víctor Flores, líder atávico de los ferrocarrileros; Carlos Romero Dechamps, líder vetusto de trabajadores de PEMEX y Francisco Hernández Juárez, líder enquistado de telefonistas; quienes en lugar de luchar a favor de los trabajadores los expolian” (¡recontra sic!)
No me explico qué no mencionó a “Napito” (mineros) y a la señora Gordillo (maestros).
¿No sabe, o no quiere comprender ésta señora que si los agremiados – por ellos representados – se sintieran “expoliados”, hace tiempo los hubieran echado de sus agrupaciones?
Dice además: “la nueva Ley niega a los trabajadores el derecho a elegir a sus líderes en voto libre y secreto, así como la rendición de cuentas de cuotas sindicales; tenemos líderes ricos y obreros pobres”(?) No niego que algunos líderes exhiban su riqueza, pero no sé de dónde habrá sacado que su liderazgo haya promovido la pobreza entre sus agremiados. Tampoco veo en Peña Nieto un Presidente Electo “acorralado” y mucho menos “doblegado” ante dichos líderes.
La señora Dresser termina asegurando: “el PAN acaba por ser comparsa del PRI” (SIC)
¿Acaso no ve que EXIGIR una “verdadera democracia sindical” al interior de sus sindicatos, equivale – esa sí – a violar el Art. 123 Constitucional?
No me cabe duda; hay quienes lamen la coyunda ostentándose como “intelectuales”.