Por: El Reportero X
IMPUNIDAD, ES LA PALABRA
En Nuevo León, en México, no va a haber programita de relumbrón ni reforma legal ni ningún corrido, en asuntos de la seguridad que valga, mientras el escarmiento legal para los bandidos no exista. Es decir, mientras los penales no hagan honor a su palabra: lugares para cumplir las penas.
FALSOS CERESOS
Los actuales reclusorios en el nombre llevan la mentira: Cereso, o Centros de Readaptación Social, donde, en realidad, los iniciados llegan pero a doctorarse en materia criminal: Son escuelas de la delincuencia en el más alto de sus órdenes.
EL TOPO
Porque la administración estatal podrá decir misa, pero, como ejemplo, en el Penal del Topo Chico sigue el autogobierno. El perímetro lo maneja el Ejército, sí. La aduana la maneja Seguridad Pública del Estado, certo: Pero los adentros los manejan los secuaces más despiadados de las mafias.
‘EL MIERCOLOCO’
Bastó que pasaran unos meses y las cosas se enfriaran para que la fiesta del “Miercoloco” regresara al Topo Chico: Sexo, drogas y rock and roll a domicilio ¿con la complacencia de quién?
LOS PRECIOS
Porque no nada más los miércoles que las meretrices entran con todo y tubo y se inflan las albercas inflables y se reparten las salidas con la promesa de regresar en el recuento, usted, como buen reo, se puede tomar la cerveza de la marca de su gusto a ochenta pesos por unidad. Y si quiere un tequilita, le venden en envase de pep 350 mililitros en 800 pesos… De ahí para el real. ¿Cuál readaptación si todo es fiesta? Mañana les daremos las cuotas de supervivencia, estén al pendiente.
LA DIFERENCIA
“La diferencia entre conservadores y liberales es que unos van a misa de cinco y otros a misa de seis…” según dicen que dijo Gabriel García Márquez, en una cita comparable entre las diferencias de los priistas y los panistas. Y entonces nos pusimos de acuerdo en que la corrupción era pareja.
EL EFECTO EDELMIRO
Pero cuando en esas estábamos, saltó a la escena Edelmiro Sánchez Hernández (aunque un poco antes los nombres de Adalberto Madero, Fernando Larrazabal y su hermano Jonás el de los quesos nos habían hecho ruido y demostrado que la diferencia entre los dos no era la hora de la misa, sino la voracidad con los recursos públicos, claros y oscuros).