Por Omar Elí Robles:
Dicen los convenencieros, los agachones… ¡Uuuuy!, no denuncien la corrupción en el PAN, porque por dividirnos perdemos elecciones.
¡Mentira vil!
El PAN no pierde por pelearse adentro… el PAN pierde por traiciones, como le ocurrió a Elizondo… o por negarse a quitar la mugre de sus boletas electorales, como le ocurrió a Josefina Vázquez Mota.
El PAN nació peleando… nació peleado…
Son épicas las batallas que se daban al interior del partido… se daban hasta con la cubeta… se decían de todo, y en todos los volúmenes.
El PAN nació de gente inconforme, de gente rebelde…
Ni modo de ocultar que Gómez Morín era funcionario de gobierno cuando decidió que había que buscar otros caminos.
Al PAN se llega enojado, descontento con la situación.
Bueno, se llegaba…
Hasta que los Larrazábal, los Chefos y los Raúles, llegaron para mamar… para acumular poder… para sentirse grandes.
Y atrajeron a ellos, a panistas que llegaban por hambre, o por conveniencia de no tener que trabajar honradamente y vivir de la ubre.
Entonces vinieron los tiempos de la unidad… de la unidad para robar.
Para callar por conveniencia y connivencia.
Hasta que en el Congreso vuelvo a ver panistas rebeldes…
De esos que dicen lo que creen… que no son borregos, ni cargada…
De esos que votan por lo que les dicta la conciencia.
Es un buen augurio, solamente eso… un buen augurio.
Si el panista, o un grupo de ellos, se atreve a confrontar, la sociedad va de gane.
El PAN rebelde pudiera volver… para gobernar o no… pero al menos, para impulsar a que las cosas cambien.
Un buen PAN ayudará a que tengamos un mejor PRI… una mejor izquierda.
Que se cumpla el augurio, pues…