Por Oziel Salinas:
¿Se acuerdan de aquél abogado Sergio Navarrete, Notario Núm.128, del D.F. que dio fe de los objetos que fueron utilizados por Peña Nieto en su Campaña para “comprar el voto” y que formaban parte de las “pruebas” que sustentó el “Doctor” Monreal en su alegato para la invalidación del proceso presidencial, a quien comparé con Don Susanito, un personaje interpretado por el actor Joaquin Pardavé, o con el moderno“Juanito”?
Sus afectados movimientos, su alocución disparatada y endeble, sus manipulaciones; todo, me los recordaba y me hicieron reír a carcajadas.
Pues bien; ese es el mismo Notario que legalizó la constitución de las compañías – asociadas de AMLO – que posteriormente contribuyeron a la triangulación de recursos para la pre-campaña del tabasqueño, por seis años.
AFK, Comunicación Social y SAD, Desarrollo y Experiencia son las empresas que fueron beneficiadas con diversos contratos en el D.F. y recaudaron fondos para su amo AMLO.
Curiosamente éste mismo sujeto dio fe de la Organización Austeridad Republicana, Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), que viene siendo la cereza del pastel de sus tantos y tantos movimientos, organismos etc. usados por el “Peje” en su largo y costoso peregrinar por el país.
Don Susanito; perdón; Sergio Navarrete, fue nombrado Notario Público Núm. 128 en 2002 durante la Jefatura d Gobierno de AMLO.
Como vemos, las cosas que aparentan ser circunstanciales, en realidad se unen en éste entramado que ha dado sustento a la famosa “honestidad valiente” de éste redomado pillo que pasa por ello a la galería de nuestros selectos hombres que conforman el folklore de nuestra política.
Una de las cosas que obliga la ley a los notarios, es llevar con dignidad su cargo y ser imparciales, algo que viola éste pilluelo, cuando es fedatario a la vez de empresas y organizaciones políticas, destinadas a recabar fondos para campañas de una persona.
Recuerdo cuando solemnemente, este Susanito gritaba a todo pulmón, al dar fe – tras su declaratoria de haber visto dos guajolotes, un chivo, una gallina, etc. – de haber tenido en sus manos dos sartenes; sí; dos sartenes de cocina, agitó sus manos, diciendo; “vi, con mis propios ojos, que estaban troquelados con el nombre del Candidato Peña Nieto”.
¡Aleluya! Si no fuera por estos ratos de diversión, parecería que estamos contemplando la unicidad de un complejo entramado y raro de la más vil de las campañas de desprestigio hacia nuestras instituciones electorales, consideradas por expertos del mundo las más limpias, equitativas y transparentes que hay en la actualidad.
Ésta parte chusca de nuestro anecdotario político será recordada por muchos años.
